domingo, 20 de octubre de 2013

El río

Hermosa aportación de mi hermana a este blog:



Toqué por fin el fondo del río.
El río solitario,
silencioso como un cocodrilo agazapado.

Hacía frio y viento
a esa hora
escurridiza
del final de la tarde.
Los árboles y los arbustos se inclinaban hacia el sur
a punto de rozar el agua.
Lancé una piedra pequeña,
luego un palo
(me dejé hipnotizar por los mágicos círculos concéntricos ).

Descalza,
resbalé por la orilla,
por las piedras cubiertas de musgo
verde y húmedo,
viscoso.
Me sumergí.
Mis pies
se hicieron fango,
mi cuerpo
rama, alga, planta acuática.
Quise ser la vida
que guarda el río:
ser para él.
Como una culebra me escurrí
entre la maleza,
avancé
nadando a oscuras
y no me ahogué.

Toqué por fin con mis manos el barro del fondo del río.

Soy su corazón.
Cientos de libélulas me besan la piel.

                                       Alicia Blanco

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