domingo, 30 de agosto de 2015

Sobre morir


"El aire se había enfriado un poco, y como tenía la piel tan caliente tras el trabajo, me fijé en él, en cómo me envolvía apretándose contra la piel, entrando a chorros en mi boca cuando la abría. Cómo envolvía a los árboles delante de mí, las casas, los coches, las pendientes de las montañas. Cómo esas constantes avalanchas en el cielo que no podíamos ver se acercaban velozmente a un lugar al caer la temperatura, cómo se nos venía encima como inmensos oleajes, siempre en movimiento, cayendo lentamente, girando rápidamente en remolinos, entrando y saliendo de todos esos pulmones, golpeándose contra todas esas paredes, siempre invisibles, siempre presentes.
Pero mi padre ya no respiraba. Eso era lo que le había pasado, se había roto su relación con el aire, ahora sólo lo presionaba como a cualquier cosa, un tronco, un bidón de gasolina, un sofá. Él ya no se metía en el aire, porque eso es lo que uno hace al respirar, uno se vuelve a enganchar, una y otra vez se engancha uno al mundo."
                                                           Karl Ove Knausgard, La muerte del padre





No meterse en el aire,
dejar de fluir con lo que existe.
No ser ya canal, fuente, túnel, grito, desfiladero.
No ser nariz, corriente de aire,
canto, tronco, savia, ola, llanto, huevo, nido.
Dejar de respirar, de ser viento.
No encogerse de frío. Ser frío.
No ser ya tacto, tiempo.
Ser piedra, tierra, lodo.
Materia opaca
contra la que choca el viento.
No oír el viento.





jueves, 20 de agosto de 2015

Estocolmo

"Hasta que me mudé a Estocolmo tenía la sensación de que en mi vida había una continuidad, como si se extendiese ininterrumpidamente desde la infancia hasta el presente, enlazada siempre por nuevas relaciones, en un compleja e ingeniosa configuración en la que cada fenómeno que veía era capaz de evocar un recuerdo que despertaba en mí intensos sentimientos, algunos con un origen conocido, otros no. Gente con la que me encontraba que venía de ciudades en la que yo había estado, viejos conocidos, todo formaba una red densamente tejida. Pero cuando me mudé a Estocolmo, ese exceso de recuerdos se hizo cada vez más raro, y un día cesó por completo. Es decir, todavía podía recordar, lo que ocurría era que los recuerdos ya no despertaban nada en mí. Ninguna añoranza, ningún deseo de volver, nada"
                                                                  Karl Ove Knausgard, La muerte del padre

El traslado a otro mundo, otro espacio, conlleva de algún modo el abandono de quien fuimos antes, de la historia, el pasado, las referencias. Partir a otro paisaje, otro yo. Empezar de nuevo. 
En ese vacío nuevo, hay algo que engancha, un territorio sin equipaje. La vida se convierte en otra cosa, un transitar más leve, un recorrer los días como quien viaja siempre. Parece que se olvida. No se olvida, pero lo de antes, el otro sitio, es como una nebulosa, apenas se piensa en ello. Es mirar siempre a lo otro y a sí misma como a otra también, Te acostumbras y cada vez da más pereza volver. Sería como cargar de nuevo con todo el equipaje. Parece que pesa. Y aplazas el decidir. Y cada vez está todo más lejos. Más distante de quien eres ahora. Más cerca del olvido. Y tal vez es cierto que un día la añoranza cesa. Sin embargo, a veces vuelve y duele. El vacío y el olvido a veces duelen. 


domingo, 16 de agosto de 2015

El ser de cada uno




"Cada uno de nosotros tiene un tema principal, un hilo conductor, un estribillo, un perfume propio que lo envuelve, una música de fondo que lo acompaña siempre, inalterable, silenciada a veces, pero persistente e inevitable"

"Todos vemos cosas distintas, todos vemos siempre lo mismo, y lo que vemos nos define absolutamente. Y amamos instintivamente a los que ven lo mismo que nosotros, y les reconocemos al instante. Coloca a un hombre en  medio de la calle y pregúntale ´¿qué ves?´y en su respuesta estará todo, como en un cuento de hadas". 
                                                                                  Milena Busquets, También esto pasará

Una razón para escribir, para el arte en general tal vez: contar lo que vemos, hablar de nuestro tema, dar salida al estribillo, a  eso que nos acompaña dentro, siempre, que persiste, que va y viene con innumerables formas....