miércoles, 20 de noviembre de 2019

vuelo



estar suspendidos 
en el aire como si el avión 
fuese un puente
que fluctúa estático y nos aleja 
disfrutar de esa distancia etérea leve
sin raíces ni pies hundidos en la tierra
ver las ondulaciones del suelo
arrugas de un rostro que no conoces
y la espuma blanca y gloriosa de las nubes
estar fuera de todo
ser conducida hacía algún sitio que no existe ahora
mirar el mundo como un mapa en relieve
bajo las nubes
desde arriba
desde la ausencia
desde el descanso de sí

domingo, 13 de octubre de 2019

sobre escribir




Sosiego preliminar necesario a cualquier atinado escribir: 

“Es como pararse a contrapelo en medio de lo que bulle y arrastra, un pararse contra viento y marea, como si nos hubieran nacido raíces milenarias en los pies que se saben, al mismo tiempo, tan desarraigados e inermes a la cosquilla y al vaivén del mundo que les gira bajo las plantas vertiginosamente sin cesar. Es pararse con los ojos abiertos y los oídos abiertos y las narices oliendo y los dedos tocando y el paladar sensible a la náusea, y resistir quietos, a pesar de todo; no cerrando ninguna ventana por donde llegue el trepidar de las noticias, de las máquinas, de los cambios, de las diversiones, de los accidentes, de los enojos, de la guerra, de la sinrazón, y un más lejano, leve, casi imperceptible, allá al fondo, tamborileo de muerte acercándose. Y aún sin dejar de oír todo esto, ni de verlo llegar y crecer ni de sentirlo en la garganta como un malestar aglomerado que nos sugiere únicamente tendernos de bruces contra la tierra y llorar o dormir o vomitar, pararse en paz y tenerse en pie como si nada pasara, como si estuviéramos en un recinto acolchado y silencioso, en una isla desierta o mirando un paisaje risueño y apacible desde las almenas de nuestra torre de marfil, a salvo de la muerte, la mudanza, la prisa.
Y caso de alcanzar esa situación que casi desafía a las leyes mismas de la gravedad, enfrentarse ya con los dilemas del comienzo. ¿Por dónde empezar? (…) Porque de ese intrincamiento donde reside la dificultad de transformar la vida en palabra emana también la autenticidad del posible texto.”

                                                              Carmen Martín Gaite, El cuento de nunca acabar

domingo, 22 de septiembre de 2019

imitatio


como tú
espuma blanca
como tú
frágil y hueca
como tú
soplo que vuelas
sobre la arena
como tú
humilde resto de las mareas
como tú

que dejas ligera huella
de blanca seda
bajo los cielos
sobre la arena
como tú
que te deslizas y no eres agua
que no eres tierra
cristal ni cielo
como tú
espuma leve casi de nieve
casi de plata
que duras poco
un soplo solo
de resplandor
que el mar se lleva
entre las olas
y se nos va

sábado, 22 de junio de 2019

tempus fugit


en un cubículo de gasa transparente descansan los dos cuerpos
uno junto al otro
allí recogidos 
verán ensancharse un poco el tiempo
como convertido para ellos en burbuja suave
dilatado respirar de las pieles juntas
y durará un poco
lo que la luz suspendida de la tarde
sobre las sábanas
después rápidamente
volverá todo a rodar

lunes, 4 de marzo de 2019

la espera



un ave herida junto a la orilla
espera
quietísima
a que la marea termine de subir
desistiendo
de cualquier movimiento
inútil
hay sombras alargadas en la arena
las figuras de dos niños
doradas al borde del agua
y su madre que los vigila
quieta junto a una silla vacía
casi dentro del agua
como una barca de plástico
a la deriva
un pescador solitario
contempla el mar de pie
esperando

el pájaro morirá primero
no sé si antes 
de ponerse el sol

domingo, 13 de enero de 2019

foulard


todavía huele a ti la bufanda que me diste
-guárdala contigo y aprovecha
antes de que el olor se vaya-
ha pasado un día solo y se va yendo
poco a poco
el rastro de tu carne
en la lana caliente
queda poco ya
de tu presencia en el paño
que sin embargo
me cubre como un abrazo
los hombros                
y me da calor

tu ausencia me viste
como el fuego de la chimenea
encendida
en una casa



viernes, 4 de enero de 2019

las carpas



tenía una bola de vidrio azul y transparente
descascarillada como un fósil de piedra
pesada y vieja -  bella
como yo cuando era una flor amarilla -
la guardaba como una rémora
un pedazo de la mujer que fui

como ya nada de eso importa
la lancé al río la última mañana del año
un río azul
que pasa debajo de un puente
entre álamos secos
que remontan agua arriba
tres carpas grises
como sombras


parábolas


"Leonard tiene un amigo, Tom, que es un gran coleccionista de parábolas. Para Tom el mero acto de despertarse por la mañana es fuente de aprensión; las parábolas le brindan consuelo y energía. El otro día, Leonard me contó dos de las nuevas parábolas de Tom. En la primera, 'una mujer se cae de un transatlántico. Horas más tarde, la echan de menos. La tripulación da media vuelta. Retroceden y la encuentran porque todavía está nadando'. En la segunda, 'un hombre decide acabar con su vida y salta de un puente muy alto, cambia de opinión mientras está en el aire, adopta una posición de zambullida y sobrevive'. La vida es un infierno, la especie está condenada, pero tienes que seguir nadando."
                                                                                      Vivian Gornick, La mujer singular y la ciudad

jueves, 3 de enero de 2019

rostros


Veo rostros conocidos a menudo. Los reconozco pero no sé de quién son. Ni de dónde o cuándo. De qué ciudad, barrio o época. Pero sé que los he visto antes o que transitaron por el mundo que habitaba yo entonces, hace tiempo.
Acabo de ver pasar a uno de ellos mientras espero al tren. Un hombre alto, de mi edad probablemente, con un pelo lacio de color trigueño que le caía sobre la frente y la piel pecosa llena de arrugas. Tenía todavía algo del antiguo adolescente espigado y distraído que posiblemente fue. Tal vez vivía en mi barrio o fue mi alumno hace veinticinco años. A lo mejor es solo azar, una combinación de rasgos y gestos que resulta en algo familiar.
Esos reconocimientos súbitos, cuando suceden, abren como una rendija hacia algo que se perdió en el tiempo. Me hacen sentir un poco en casa, aunque no la reconozco, la casa.