lunes, 12 de octubre de 2015

No trilho




                                      " - então não pare de cantar. cantar é não morrer, filha.
                                         - cante suas perdas, cate suas pedras, no trilho desse bonde.
                                         - há força nisso também, filha, há força nisso também"

                                                                    Laura Castro: O telefone tocou novamente

Lo que crece y muere




"Pero las estrellas brillan sobre nuestras cabezas, el sol arde. La hierba crece y la tierra, bueno, se traga todo lo que es vida y borra todas las huellas, vomita luego nueva vida en una cascada de miembros y ojos, hojas y uñas, pajas y colas, mejillas, pieles, corteza e intestinos, que se vuelve a tragar. Y lo que nunca llegamos a entender del todo, o no queremos entender, es que todo esto ocurre fuera de nosotros, que nosotros no formamos parte de ello, que no somos más que lo que crece y muere ciegamente, igual que son ciegas las olas del mar".
                                                                           Karl Ove Knausgard: Un hombre enamorado


Lo que crece pueden ser hojas o espantos, deudas, flores, uñas, dientes, crece el caudal del río, los muertos por accidente, los celos, la angustia, el desánimo, crece la pena, la hierba, la humedad relativa, el tedio. También la risa crece - algunas veces -  las carcajadas, la alegría a borbotones, el deseo viene como la marea y crece lento. Los hijos, la masa del pan, los encuentros. Crece la tripa, el pelo, la espera.... Y mueren después las flores, las hojas, los espantos, el recuerdo, los ríos, los muertos, los celos, el amor, la pena. Se seca el deseo, la hierba, la risa,  las carcajadas, la humedad, el pelo, la garganta, la tierra. Lo que crece pueden ser hojas.






viernes, 2 de octubre de 2015

Cartografías III


            



Hay arena y una playa. Una mesa llena de amigos, pocos, que no pueden faltar y otros que están por llegar. En la arena, en la mesa, caracolas, fruta, vino, pan.  Hay un libro con mi nombre y muchas palabras en construcción, yendo y viniendo sobre las hojas de papel.
Hay una casa y un jardín lleno de verde y hojas - unas que caen, otras que se renuevan. Hay un taller de descubrimientos adonde vuelven las palabras después de pasear por la playa. En la mesa del taller hay botes de pintura de colores, frascos con conchas, arena, cuadernos, piedras, cristales, hilos. Una brújula. En la casa hay espacio y luz y color. En las paredes, cuadros de mis amigos, que pintan y sueñan, inventan. Hay tejidos y mantas y cajitas que he comprado en viajes adonde he ido siempre muy bien acompañada, o sola, y bien acompañada también.
En el tejado hay una veleta que muestra la dirección del viento. Hay una cocina grande como un corazón llena de cacerolas y especias y conservas, aceites, licores y hierbas aromáticas, con una mesa grande y una silla para cada amigo, mi hijo, mis hermanas. 
Desde mi habitación, tras la vegetación del jardín, se oye el mar. En la terraza, tumbado en la hamaca duerme un hombre con ojos que miran y manos de gigante, un hombre que me bebe, me abraza. En la cama, hay buen dormir, calor, suspiros. La cama, a veces es barco, a veces nido. 

Cartografías II



                                                            Navegar é preciso.
                                                            O agora é preciso. O azul.
                                                            A poesia. O filho. As amigos
                                                            O tempo pleno, cheio.
                                                            O homem. O mar.
                                                            Olhar é preciso.
                                                            Andar, nadar.
                                                            Dançar. Me amar.
                                                            É preciso o sol, a coragem.
                                                            A sede...O tempo.

Cartografías I




La casa tiene un portal y una escalera gris de madera por donde se sube a ella. Y una puerta de madera con una aldaba para llamar. Un pasillo de tablones de madera. No veo mucha luz, ni muchas personas. Mi madre y mis hermanas y una ausencia. El peso de ese vacío y del luto. 
Está la cocina con los fogones y la cocina de carbón; la ventana por donde se ve la calle que va a la escuela. Mi madre en la ventana, sacudiendo la balleta del polvo, saludándonos cuando íbamos a la escuela. En la cocina está el balde donde me bañan y me frontan las rodillas y el paño blanco de planchar sobre la mesa. También un tazón con nata de leche para hacer bizcocho.
En la sala, la galería, especie de balcón acristalado donde estoy yo y mis hermanas y los muñecos y toda la luz que entra de la calle por las paredes de vidrio. El muñeco que es como un ratoncito grande. El patito Lucas. Bruno, el muñeco con cara de pillo. Y las vías del tren. Los jardines de la fábrica. Los montes. Detrás de los montes yo pienso que está Barcelona. El gris del polvo de la fábrica y las máquinas de los trenes que van y vienen por las vías del tren: la negra de vapor y la amarilla elécrica. Somos tres niñas que ven los trenes pasar.
En la sala hay unas cortinas gruesas con dibujos negros y blancos y una alfombra áspera que si te 
sientas raspa la piel y quedan marcas como agujeritos. Hay una chimenea falsa que no es chimenea. Y una foto de familia en la repisa, mis padres y nosotras,y yo escapándome, casi me acuerdo del gesto y de la mano de mi padre reteniéndome, cuando se hizo. Después quedó solo la foto.
En la sala también veo un árbol de Navidad, un roble traído del monte junto a mi madre de negro. Hay un tresillo de patas largas redondeadas, completamente años sesenta.
El pasillo es largo y hay una planta de hojas oscuras al fondo en una vasija de barro forrada con fotos de revista y barnizada encima. También hay una ventana, creo. Allí está el nacimiento, aquella Navidad, con figuras grandes, Reyes Magos, pajes, el río, el puente, el musgo.
Toda la luz de la casa está en la galería que es como una pecera transparente desde donde se ven las vías, la  calle, el frío cuando nieva y el mundo que se adivina.