miércoles, 30 de abril de 2014

Hierba


Un valle verde y dorado donde crece la hierba. La hierba huele en las pacas embaladas en los prados. Un río baña los prados. Y los montes miran al norte, por donde bajan las nieblas y el frío. Soy de un valle que huele a hierba y a río y a vacas. 
Al otro lado del monte estaba el mundo, el afuera. Una vez dejé los montes, de niña. Y quedó conmigo ya siempre el deseo de volver. Pero después me fui más lejos, al otro lado del mar. A veces, todo aquello y algo más vuelve en un nudo cuando, al otro lado del mundo, al cabo de tantísimos años, al salir del trabajo y pisar el aparcamiento, sube del terraplén verde, de la ladera del barranco, intenso y claro, el olor de la hierba que ha cortado el jardinero. Hoy, por ejemplo. Por un instante, la hierba sabía a valle. 




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