domingo, 10 de noviembre de 2013

Escenarios

                                “Todo continuaría sin ella” (Virginia Woolf, Mrs. Daloway)



Escenarios. Cuál es la calle, el rincón del barrio con su vida agitándose al comenzar el día, por las mañanas, del que yo voy a faltar. Cargo conmigo varios de donde falto y falté un día. La calle peatonal que va al mercado con las persianas de las tiendas que resuenan al abrirlas sus dueños por la mañana, las aceras con sus escaparates recién iluminados al anochecer, las cafeterías con sus mesas junto a la ventana y sus presencias anónimas. Falto también de la ventana que mira a la calle desde lo alto y de la boca de metro con sus escaleras soleadas en el invierno, una mañana de domingo. Falto de las hojas pardas del otoño crujiendo al pisarlas por el asfalto y en las laderas del monte allá más lejos. El hueco de esa ausencias lo llevo pintado dentro y el rumor de todo aquello sin mí resuena como un eco, de vez en cuando, cuando abro la caja y me asomo.Vivo y transito ya hace años por aceras descascarilladas de piedra portuguesa, avenidas de coches arboladas por una cúpula espesa de gigantescas acacias, calles destartaladas que se abren al mar y al salitre y atardeceres rosados y transparentes por donde asciende la luna llena hinchada como una moneda de oro. Me pregunto si pertenezco a este escenario si faltaré de él un día.
La constatación de la Sra. Daloway una mañana londinense, mientras se mueve cotidianamente por Westminster y la vida palpita en torno a ella con sus pequeños gestos, de que un día todo seguiría sin ella, de que faltará de ese lugar, tiene que ver con su sentimiento de pertenencia a un mundo y a un espacio con cuyos gestos, voces y movimientos se identifica. Un espacio donde percibe la vida palpitando y toma conciencia repentina de la muerte, imaginándola como su propia ausencia de ese mundo en el que se reconoce. La extranjería en cambio, es una mirada que no se reconoce en el mundo que contempla a su alrededor, o nunca del todo. 

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