lunes, 7 de septiembre de 2015

Vuelo



Hay momentos en un vuelo en que todo se llena de calma. El avión no  se mueve, avanza flotando leve en el vacío ingrávido del cielo, en esa abstracción de nubes y azul. Entra la luz brillante por las ventanillas, y dentro todo está casi quieto, en paz. El llanto intermitente de un niño y su voz quejándose, los ruidos de los pasajeros, quedan lejos, son solo un fondo suave, un colchón. Yo cierro los ojos y me adormezco. Sin miedo a nada. Unos instantes.

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