"A veces, muy de tarde en tarde, se tiene la impresión de que también los lugares un día conocidos y olvidados luego acusan nuestra presencia cuando volvemos a visitarlos, y se establece una corriente de complicidad que avisa del entendimiento mutuo, las manos del viento se vuelven más largas y tenaces al rozarnos la piel, se oyen murmullos casi imperceptibles, la luz se tornasola, toma, te estoy devolviendo algo tuyo que guardaba, me lo diste a guardar, ¿te acuerdas?, y el lugar sabe que sí, nota que estamos dándole las gracias como a un amigo."
Carmen Martín Gaite, Irse de casa
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